13 de septiembre, día de los Niños Héroes

El verdadero heroísmo no consiste en poderes sobrenaturales ni armas legendarias. Los verdaderos héroes alcanzaron su lugar en la Historia con su propia sangre; y su poder a menudo fue la convicción y consciencia de ser parte de algo más trascendente que ellos mismos.

El heroísmo no tiene la sangre fría, no calcula, ni persigue incentivos materiales. El heroísmo recompensa el sacrificio apasionado de enfrentar la injusticia con la sencilla y poderosa gratitud de quienes no vivieron en su tiempo. Sin embargo, el heroísmo permanece en el poderoso lenguaje de su ejemplo. Nos inspira a creer en la mejor versión de nosotros mismos y alcanzar la mayor altura de nuestro espíritu.

El 13 de septiembre celebramos el heroísmo de Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Francisco Marquez, Vicente Suárez, Juan Escutia y Juan de la Barrera. Y cada vez que llamamos la leyenda de los Niños Héroes, en realidad invocamos la voluntad para enfrentar la mayor adversidad; la devoción por el deber; y sobre todo, la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde.

Gracias a ellos, a México le corresponde ser una nación independiente; a nosotros nos corresponde ser libres; y a ellos les corresponden las mayores coronas de gloria que adornan su monumento.

Hoy nuestros héroes nos pertenecen como guías en el horizonte de lo incierto. Una luz de valor, compromiso, humildad, patriotismo y las mayores virtudes que puede alcanzar el ser humano.

Repitamos su ejemplo para ser, algún día, héroes.

Magistrado Rafael Guerra Álvarez
Presidente del Poder Judicial de la Ciudad de México